No es necesario evocar al mito del eterno retorno para augurar, en poco tiempo, en términos políticos, un duro recorrido tribunalicio del propio MM, si la celada imperial de los Panamá Papers y sus negociados vernáculos siguen asolándolo. Como dijo Zizek: "La realidad que surge de los Panamá Papers es la de la división de clases, tan simple como eso. Los documentos nos enseñan cómo los ricos viven en un mundo separado en el que se aplican reglas diferentes, en el que el sistema legal y la autoridad se inclinan a su favor y no sólo los protegen, sino que siempre están preparados para torcer sistemáticamente las leyes para acomodarlos.
No debemos temer aquí llegar hasta el final. El sistema jurídico capitalista global es en sí, en su dimensión más fundamental, la corrupción legalizada. La cuestión sobre dónde comienza el crimen (cuáles operaciones financieras son ilegales) no es una cuestión legal, sino una cuestión eminentemente política, atañe a la lucha por el poder". En ese marco de corrupción plutocrática mundial, el macrismo no ha perdido el tiempo.
El dólar futuro -el pretexto insólito que recreó el primer cabildo abierto de la historia en Comodoro PY, el producto incólume de la recordada servilleta de Corach- benefició escandalosamente a quienes los compraron: los bancos. Que hasta pusieron sus CEOS en el gabinete del ocupante part-time del sillón rivadaviano. Gabinete que tomó la decisión de elevar el dólar como lo hizo. A esta sospechosa maniobra entre ricos los medios la intentaron tapar con la citación de Bonadío, que decidió mandar a Messi a la cancha contra el último de la tabla.
Con magnífica reacción, CFK, usó la convocatoria para lanzar un frente de próxima generación.
Frente que será objeto de otro análisis especial, por la magnitud que puede llegar a asumir como síntesis de un nuevo nivel de conciencia del pueblo. Y porque es necesario advertir que esta nueva forma de construcción política podría quedar otra vez en manos de quienes en 12 años no pudieron/supieron construir ni articular nada políticamente relevante. Si CFK se empecina con esa táctica, ya hay resultado puesto. Lo mismo si ese espacio no rompe las lógicas frepasistas y convoca a lo que Oscar Alende denominaba "Peronismo Pueblo".
Por ahora se puede decir con seguridad que el Pro, como dijo Dady Brieva, sufre de algunas urgencias impostergables.
Massa, obligado, tuvo que mandar a Alberto Fernandez y Felipe Solá a todos los canales para que traten de recuperar lo que él ya perdió. Quedó pegado a Macri. Y ni hablar de los otros pájaros menores de adentro y de fuera del PJ, como Pichetto, Uturbey, o Margarita. Carrio, la más hábil al fin de cuentas,está buscando desesperada más pantallas de humo, porque ve que con Báez no alcanza ni para empezar.
CFK, en su discurso, volvió a insistir en la idea de “empoderar al pueblo”. Esto, insistimos, está lejos de la política del “militante” filántrofo con plata de otro, y mucho más cerca de que el pueblo a través de sus organizaciones, vaya de nuevo por sus derechos, dejando absolutamente a un lado a los oportunistas que navegan entre el apoyo a Macri, a Massa, o al que los acerque mas al “poder”, tal como ellos lo entienden, como buenas almas territoriales del ancien regime.
Por eso, ante la inmensa cortina de humo, Cristina cambió de pantalla. Se abre ahora una nueva etapa que el pueblo representado por esos 200 o 300.000 tipos bajo la lluvia, oxigenó de acuerdo a como nos tiene acostumbrados desde hace tiempo, marcando que lejos de estar en retirada, su nivel de conciencia avanza. A pesar de los errores de sus dirigentes. Lo que pasó el 13A mostró cual es el nuevo punto en el espiral ascendente de la conciencia popular de un nuevo sujeto social, todavía contingente y no articulado. Por lo tanto, de aquí en más, no hay más espacio para las consignas ni para los errores. Sólo existe margen para profundizar las tareas incumplidas.